En el trascurso de su estadía en Santiago de Compostela se reunió con los medios para contestar a numerosas preguntas que versaron alrededor de su teoría de Gaia y sobre todo del futuro del planeta. El profesor de la Universidad de Santiago de Compostela y coordinador del programa ConCiencia, Jorge Mira, actuó de moderador y traductor de la sesión. James Lovelock, luego de indicar la urgencia que tiene el concienciar a todo el mundo sobre los problemas de la Tierra, fue abordado por las preguntas sobre el impacto de la energía nuclear en el planeta. Este científico defiende que la energía nuclear es el único que tenemos y que las energías renovables no bastante para satisfacer nuestras necesidades y que por tanto no serían una alternativa. Puntualiza que únicamente la energía solar en lugares como el sur de España podría aprovecharse. Estamos llegando a un punto de no retorno y por lo tanto no podemos demorar el desarrollo de la energía nuclear. Respecto a los residuos procedentes de esta industria, el investigador indica que es un problema muy pequeño que se exageró, y que no le importaría albergar en su terreno los residuos generados en su zona (en comparación con los residuos nucleares, los derivados de la quema de combustibles fósiles en un año ocuparían una montaña de 1 km de alto y 20 de circunferencia).
Respecto a la responsabilidad que tiene la humanidad en el cambio climático opina de que no deberíamos tener un sentimiento de culpa pues no teníamos conciencia de estar contaminando; ni tampoco las plantas pues fueron las que liberaron el oxígeno necesario para que pueda inciarse una combustión. La vida se adaptará a esta nueva situación pero ofrece una visión apocalíptica, en todo caso y según su opinión, a finales de este siglo tan sólo quedarían en la Tierra 1000 millones de seres humanos. En el último millón de años hubo cambios muy drásticos en el Planeta que redujeron la población a tan sólo 2000 personas y sin embargo nuestra especie logró sobrevivir. La evolución es un continuo experimento y nosotros mismos somos una consecuencia de ese experimento. De la misma manera que las plantas con la producción de oxígeno exterminaron infinidad de formas de vida para las cuales este elemento actuaba como un veneno, la especie humana está destruyendo el su entorno pero también favorecerá la proliferación de otras especies.
Para Lovelock nuestro territorio, Galicia, ocupa un lugar privilegiado lo mismo que el Reino Unido, respecto al resto de Europa en los problemas derivados del cambio climático gracias a la acción termoreguladora del océano. De todas maneras los problemas derivados de la escasez de alimentos serán mucho más graves que el propio calentamiento del Planeta. Cita a la India, China y América del Norte como lugares más afectados. Lovelock se mantiene firme en su idea de que la especie humana puede hacerse daño a sí misma pero no acabará con la vida en la Tierra pues esta siempre se abre camino como ya sucedió con los diferentes eventos de extinción acaecidos en el pasado geológico.
El reto de la especie humana para el futuro más próximo va a ser la propia supervivencia y no será fácil pues en nuestro territorio, donde el clima será más benigno, tendremos que hacer frente al abastecimiento de alimentos y de energía tanto para nuestra población como para la gran cantidad de refugiados climáticos que se acercarán a estas latitudes.
Sin lugar a dudas las tesis defendidas por James Lovelock suscitarán debates acalorados entre detractores y simpatizantes, y desde luego no dejarán a nadie indiferente ante un mundo cambiante en el que todavía tenemos una oportunidad.
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Biografía
James Ephraim Lovelock (Hertfordshire, 1919) es el padre de la Teoría Gaia donde se postula que “la Tierra funciona como un sistema único y autorregulado, formado por componentes físicos, químicos, biológicos y humanos”. La trayectoria de este científico autodenominado “independiente”, ha trascurrido por campos como los de la química, la medicina, la ingeniería y las ciencias del espacio. Se graduó en Química en 1941 por la Universidad de Manchester y se doctoró en Medicina en 1948 por la London School of Hygiene and Tropical Medicine y en 1959 en Biofísica por la Universidad de Londres. Trabajó durante casi 20 años en el National Institute for Medical Research de Londres. En 1961 después impartir clases en las universidades de Yale y Harvard trabajó para la NASA en la primera misión lunar Surveyor. En 1964 regresó a Inglaterra a trabajar en un laboratorio propio donde se dedicó a la investigación, patentando inventos (ha registrado más de 50 patentes la mayoría relacionadas con detectores para ser usados en análisis químicos y algunos de sus inventos han sido usados por la NASA en sus programas de exploración planetaria) y escribiendo libros y trabajos científicos (más de 200) en revistas especializadas. Es autor de diversos libros sobre su Teoría de Gaia. Su último libro editado en España es: La venganza de la Tierra. Gaia y el futuro de la humanidad (Planeta, 2007)
Gaia: a new look at life on Eath (Oxford University Press, 1979). Gaia, una nueva visión de la vida sobre la Tierra (Blume, 1983)
The Ages of Gaia (W. W. Norton, 1988). Las edades de Gaia (Tusquets, 1993)
Gaia: the practical science of planetary medicine (Gaia Books, 1991). Gaia, una ciencia para curar el planeta (Integral, 1992)
Homage to Gaia. The life of an independent Scientist (Oxford University Press, 2000). Homenaje a Gaia. La vida de un científico independiente (Laetoli, 2005)
The revenge of Gaia: why the Earth is fighting back- and how we can still save humanity (Garners Books, 2006). La venganza de la Tierra. La Teoría Gaia y el futuro de la humanidad (Planeta, 2007)
The vanishing face of Gaia: a final warning (Basic Books, 2009)
Ha sido investido doctor honoris causa por 8 universidades: East Anglia, Exeter, Plymouth, Estocolmo, Edimburgo, Kent, East London y Colorado. Es Miembro de la Royal Society desde 1974 y ha recibido numerosos premios tanto literarios como relacionados con el medio ambiente, entre otros: Premio Amsterdam 1990, Premio Volvo 1996, Premio Nonino 1996, Premio Planeta Azul 1997, Discovery Lifetime Award 2001 y Medalla Wollaston 2006 de la Royal Geography Society.