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Vídeo de la conferencia de James Lovelock: Cambio climático en un planeta viviente

 


Ya está publicado en Climántica TV el vídeo de la conferencia impartida en Santiago de Compostela el 6 de octubre de 2009 por el científico británico James Lovelock, titulada Cambio climático en un planeta viviente.

Esta conferencia fue impartida por Lovelock después de recibir el premio de investigación científica Fonseca 2009. En el acto de entrega, el Rector de la Universidad de Santiago, Senén Barro Ameneiro, se refiere a la importancia que tiene su teoría de Gaia, al interpretar la Tierra como un macroorganismo vivo que se autorregula delante de las agresiones. Entre los agentes agresores nos destacó como especie que está consumiendo más de 100 veces de lo necesario para mantenernos vivos, y citando a Stern, dijo que somos incapaces de arriesgar el 1% del PIB a corto plazo para evitar su caída en un 5 o 10% a medio plazo. En ese sentido destacó la importancia de la ciencia y de la tecnología en la solución del problema, por lo que agradeció el compromiso de Lovelock con la ciencia y el conocimiento en este empeño y su persuasión en la defensa de Gaia, a pesar de las controversias y ataques que despertó.

El profesor Lovelock centró esta conferencia en la tesis de que a pesar del rigor que supone el trabajo de una comunidad científica de más de 1000 científicos del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), entre los que están los mejores climatólogos del mundo, el IPCC subestimó el calentamiento global, porque solo se centró en los efectos de nuestras emisiones de dióxido de carbono por uso de combustibles fósiles y despreciaron la respuesta que la Tierra está dando al cambio climático, que puede llegar a ser mortal.

En esta falta de percepción de las respuestas que la Tierra está dando al cambio climático, dijo que sin duda influyó la distancia de las ciudades a los principales puntos donde se están manifestando las respuestas más singulares: bosques, selvas, océanos y polos. En estas ciudades estarán los más de 8 mil millones de habitantes que tendrán que hacer frente a la reducción de agua dulce y a un entorno cada vez más caliente.

A continuación indicó que esta subestimación por parte de los científicos se debió a 4 tipos de barreras:
1) Nuestro éxito con la resolución del problema de la capa de ozono que dio una confianza falsa sobre las posibilidades de la ciencia para hacer frente a este reto.
2) La excesiva fragmentación del conocimiento científico, que lleva a que los grupos de una especialidad no sean capaces de hablar y entenderse con los de otras. Se debe asumir que la Tierra es un todo y si la seguimos estudiando cómo dos realidades totalmente diferenciadas: Geosfera y Biosfera, no seremos capaces de entenderla cómo él macroorganismo que es.
3) La división entre la teoría y la práctica.
4) El crecimiento informático que ha permitió desarrollar modelos teóricos de simulación, que nos dan una falsa seguridad que resta oportunidades a la observación y al empirismo.

A continuación pasó a argumentar sobre estas barreras en la línea de la tesis expuesta inicialmente. Se refirió en primer lugar al error de los CFCs. Sobre ellos dijo que en los años ochenta no se le dio fiabilidad a los datos de los satélites que mostraban el agujero de la capa de ozono, porque no coincidía con los modelos. Esto cambió cuándo dos científicos lo observaron a nivel empírico con espectofotómetros. Se apoyó en esta constatación empírica para defender la observación y experimentación.

A continuación se refirió a la dificultad de predicción de los modelos por las simplezas y limitaciones de los mismos. Sobre esto mostró en una diapositiva con una zona verde como la representación de las márgenes de valores previstos por el IPCC relativos al aumento de temperatura del agua del mar para el margen de años comprendida entre 1994 y 2005. En esta misma diapositiva podía verse por encima de esta zona verde creciente, los valores empíricos reales, también de tendencia ascendente pero de valores superiores. Aprovechó esta diapositiva para caracterizar el océano como el auténtico termómetro de la Tierra, porque supone el 70% de la superficie del Planeta, y también al tener más capacidad calorífica, su capacidad de retención de calor supere en 800 veces la capacidad de retención de calor de la atmósfera, por lo que nos tiene que preocupar esta subestimación.

Sobre este calentamiento del océano, justificó el rápido deshielo del Ártico entre los años 1978 y 2008, lo que provocó que en el 2007 solo había quedado el 40% del hielo, y este proceso está favoreciendo la liberación de metano que puede llegar a superar el 20%, lo que va a retroalimentar el problema.

De forma natural el clima varió siempre sobre todo por cambios en la excentricidad de la órbita y en la inclinación y orientación del eje de giro terrestre, pasando de temperaturas globales 6º superiores las actuales, que se conoce como períodos efecto invernadero, a otras 5º C inferiores propias de los períodos glaciares. El cambio reciente más brusco se dio hace 14.000 años y fue lo que nos condujo al período interglaciar actual, que sin tener aún cerrado y no haber una nueva glaciación, se está experimentando un nuevo aumento con una tendencia similar a una salida de un período glaciar cara un interglaciar, por lo que este aumento no se puede deber como el anterior a una salida de una glaciación, lo que nos preocupó a la vista de nuestra significativa contribución al aumento de las emisiones procedentes del uso de los combustibles fósiles.

Esta preocupación aún es mayor, si tal y como argumentó hasta aquí, el sistema Gaia puede estar actuando ahora como amplificador. No tenemos más que tomar como referencia la pérdida de 30.000 personas en el mundo por las olas de calor del año 2003. Existen cálculos que ponen de manifiesto que de persistir esa situación durante 3 años, la población podría desaparecer y la Tierra convertirse en escoria. Con estas previsiones, la población actual tiene que deslocalizarse y así la de Norteamérica podría llegar a migrar  hacia  Canadá, la de China hacia África y Siberia. La mayor parte de Europa se convertiría en un desierto y su población se desplazaría hacia sitios como Inglaterra, Irlanda y Galicia. Por eso no sólo escaseará el agua, sino que también aumentará el hambre, pues esta concentración en puntos concretos va a dificultar la obtención de alimentos, situando así en el problema de los refugiados climáticos.

Si todo el mundo reduce drásticamente las emisiones, tampoco cabe esperar que el problema se resuelva. En estos momentos los gases invernadero retienen partículas de polvo que impiden la entrada de la luz del sol y disminuyen por tanto el efecto invernadero. A medida que este proceso se frene, el calentamiento aumentará, por lo que tenemos un nuevo ejemplo de como la Tierra puede actuar cómo motor del cambio climático.

Por todo lo argumentado hasta aquí, se reafirmó en la tesis con la que inició la conferencia de que la Tierra está respondiendo al cambio climático y colaborando con esta respuesta a su incremento, siendo cada vez más probable que se convierta en el verdadero motor que acelere definitivamente el cambio climático.

Ya en la última parte de su intervención, expresó la capacidad demostrada por la Tierra a lo largo de su historia para responder a cambios muy importantes, y por tanto no puso en entredicho su capacidad de seguir adelante en base a estas respuestas al cambio climático. Pero también afirmó que nosotros somos una especie resistente, pues en el millón de años en los que venimos de configurarnos como especie, soportamos 7 cambios ambientales significativos, en algunos de los cuales se calcula que solo sobrevivieron unos 2000 individuos. También manifestó su consideración de que sí llegáramos a extinguirnos como especie, el Planeta perderá mucho. Sobre este riesgo en el que nos pusimos, dijo que no teníamos que sentirnos culpables, porque no éramos conscientes de que estábamos generando este problema, y por otro lado debíamos tener presente que otros organismos como las bacterias fotosintetizadoras en otras épocas significaron una agresión al medio de mayor impacto, sin el que nosotros no habríamos aparecido. Sin embargo, concluyó que ahora que somos conscientes de las causas y riesgos es el momento de actuar ya, poniendo todo de nuestra parte, siendo pacientes y esperando que la evolución nos seleccione como una parte integral capaz de existir en ese planeta viviente. Por eso afirmó que hay que prepararse para lo peor, esperando que ocurra lo mejor.

En definitiva, el premio Fonseca trajo a Galicia la oportunidad de tener entre nosotros a uno de los científicos que más contribuyó a la toma de conciencia de la crisis ambiental en los años 70 y que más colaboró a través de su teoría Gaia a la interpretación actual de las causes y posibles consecuencias futuras del cambio climático, por lo que Climántica se siente en el compromiso educativo de extender el contenido de esta conferencia a la red global de educadores y al conjunto de la sociedad. Gracias tanto al profesor Lovelock por esta  conferencia en la que sintetizó la repercusión actual de muchos años de rigurosa investigación y eficaz divulgación científica, como a la Universidad de Santiago de Compostela por las facilidades dadas para que se llegara a su divulgación por esta vía.


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