Este
segundo documental de la serie de tres que recogen la intervención de Francisco Anguita en el curso de Climántica en la materia CCMC desde la sostenibilidad y las TIC, contiene la entrada de lleno a los problemas ambientales en el seminario que impartió el 15 de noviembre de 2008.
Empieza hablando de la desaparición segura del petróleo en este siglo, presentando un techo dudoso sobre el 2030 o 2040.
El siguiente problema ecológico que presentó es el del incremento de riesgos geológicos ligados a la superpoblación con los problemas urbanísticos y territoriales asociados. Pone como ejemplo del riesgo de desprendimiento en la ladera N del Teide, como un ejemplo de como la economía incrementa los riesgos naturales.
Sobre la superpoblación de la Tierra y la contraposición que supone
entre economía y ecología, abrió el debate ético en relación a la posibilidad de que en algún momento puede generarse la necesidad de
crear disposiciones legales globales para controlar la población del
Planeta.
A continuación trató el problema del deshielo, haciendo hincapié en que en el verano de Groenlandia de 2007 el deshielo fue el 30% superior al del 2006. Para evidenciar la urgencia, se centró en el ejemplo de la situación de los osos polares. Opinó que esta urgencia de nuevo enfrenta economía y ecología, pues se
está percibiendo que la única urgencia que tenemos ahora es que la
economía se reponga, y cualquiera otra prioridad debe esperar, sobre
todo aquellas que sean susceptibles de generar opinión de que pueda
suponer un freno a esta recuperación.
La siguiente preocupación ambiental la centró sobre la pregunta ¿resistirá la civilización actual un clima del Cretácico?. Si en el siglo XX la temperatura global aumentó en 0,7 ºC, en el próximo siglo aumentará al menos el triple. El incremento térmico probable a lo largo de este siglo sería de aproximadamente 3 ºC, pudiendo llegar a ser incluso de 6 ºC. Este escenario térmico es similar a lo que existió en el Cretácico, temperatura que nos podrá permitir bañarnos en el Ártico, lo que sería muy difícil para la biosfera actual, porque sus especies no estarían adaptadas.
Con una clara relación con esta posible repetición del clima del cretácico, entró en el problema de la subida de la temperatura del nivel del mar. Enfocó este problema en base a datos reales de la subida de la temperatura en 7 ºC que ocurrió en el Mediterráneo en solo 18 días. Una vez aportado este dato, expuso que un aumento de 3º C en la temperatura de este mar, podería llegar a provocar riesgo de huracanes, debido a los aumentos de convención que se relaciona con tal aumento.
Delante de esta situación, criticó el desarrollo sostenible y manifestó que permite destruir el Planeta sin mala conciencia. Defendió esto, porque siendo un concepto de los años 80, desde entonces sigue el crecimiento insostenible. Enfrenta el modelo del que intenta vivir acorde con el Planeta con el que pretende vivir mejor con más, y aprovechó esta polémica pera defender la idea de vivir bien con menos.
Sobre esta situación de crisis planetaria abordó también el debate de la tierra - formación de Marte como posibilidad de huida. Se refirió a la dificultad de industrializar el planeta para generar un efecto invernadero capaz de regular la temperatura y permitir la implantación de los vegetales, lo que permitiría que lo habitaramos en milenios, presentando las dudas de si hay tiempo o incluso si es lícito y oportuno hacerlo. Por otro lado la Tierra está a recibir 200.000 habitantes nuevos/día lo que haría necesario mover un millón de personas en 5 días, para situar la baja probabilidad de huida.
El siguiente debate ético lo centró sobre sí el Homo sapiens como última especie que llegó, tiene legitimidad para estar haciendo desaparecer especies. Sobre esto concluyó que la responsabilidad de nuestra especie con el Planeta existe, y no es solo una demanda de los ecologistas, porque es evidente que estamos consumiendo por encima de la huella ecológica. Con este principio, no se trata de crear estudiantes mártires, sino de crear contextos docentes que generen una nueva conciencia.
A continuación entró en el debate de que lo que comemos en un almuerzo es posible que halla recurrido 133.000 km en avión y barco antes de llegar a la mesa, es decir dio la vuelta el mundo. Sobre este dato, abrió el debate ético sobre la controversia de que este comercio favorece a la economía del
tercer mundo, pero provoca el aumento del efecto invernadero,
presentando así un nuevo debate enraizado en el enfrentamiento economía
y ecología.
En base a todas las dimensiones expuestas de este enfrentamiento, concluyó el riesgo de que quede relegado por la crisis económica el trabajo del IPCC, que a día de hoy supone el esfuerzo científico más amplio, coordinado y prudente, dado que delante de objecciones políticas a los postulados, los retira si no son comprobables al 100%. Sobre este rigor, amplitud y consenso del informe IPCC del año 2007, cerró el debate sobre la posibilidad de que el cambio climático sea natural, decantándose por la conclusión del IPCC 2007, defendiendo que ahora la discusión y debate está en lo que debemos hacer para solucionar el problema que creamos, con la dificultad de que somos la única especie que no nos comportamos de forma solidaria y que a los políticos la Tierra no les vota, sino que lo hacen los ciudadanos en base a economía. También
se refirió a que los humanos hasta ahora solucionamos nuestros
problemas y necesidades con la tecnología, pero la magnitud de este
problema puede estar situándonos por primera vez delante del umbral de la
solución tecnológica de los problemas, y por tanto la tecnología puede
ya no ser suficiente para resolver el cambio climático.