El ponente señaló para comenzar su discurso que cuando nos planteamos las soluciones al cambio climático, además de las evidentes relacionadas con las tecnologías, económicas, sociales y políticas también tenemos que tener en cuenta los cambios en la psicología de las personas. Lograr los cambios psicológicos necesarios para formar ciudadanos conscientes de las dimensiones del problema del cambio climático con el conocimiento relevante y necesario para ser capaces de tomar decisiones congruentes con los problemas ambientales de los que tratamos, es realmente difícil. Para el conferenciante el problema del cambio climático es complejo ya que algunos de los cambios que tenemos que lograr es que conocimiento y acción sean congruentes. Sabemos que un rasgo cognitivo de las personas es que somos poco congruentes: sabemos muchas cosas que no hacemos, y hacemos muchas cosas contrarias a lo que sabemos.
Uno de los caminos para cambiar las conductas es mediante la presión social, un sistema de premios y penalizaciones, pero esto sólo produce cambios a corto plazo. En cuanto desaparece esa presión social los cambios conseguidos se diluyen. Si no conseguimos que el conocimiento adquirido por los alumnos, provoque un cambio en sus acciones, en la manera de comportarse, no estaremos logrando los objetivos que pretendemos conseguir. Existe pues el gran reto de cómo hacer coherente una educación esencialmente dedicada a adquirir conocimiento con una educación que genere prácticas sociales. Existe una paradoja pues precisamos una educación transversal pero por otro lado la educación tiene que estar anclada necesariamente en el conocimiento disciplinar. En opinión de Ignacio Pozo una educación dirigida a formar personas, es una educación dirigida no a trasmitir conocimientos de las materias, sino a convertir esos conocimientos en medio para lograr cambios en los alumnos. Debemos entender que la relación entre competencias y contenidos no es de oposición sino que debe ser de apoyo necesario. No tiene ningún sentido enseñar contenidos como un fin en sí mismo. El fin es usar ese conocimiento para afrontar problemas, situaciones, preguntas...
Como conclusión final, Ignacio Pozo propone que el único abordaje al aprendizaje es partir de lo local, de lo cercano e inmediato, físico o mental, y reconstruirlo a través de un conocimiento más global, y regresar a lo cercano. Si no conseguimos que el conocimiento que están adquiriendo los alumnos en el ámbito de la educación ambiental, tenga una conexión directa con su vida cotidiana, difícilmente conseguiremos las metas que pretendemos.