El profesor Pablo Meira identifica cuatro barreras en la representación social del cambio climático que se están identificando casi que de forma universal sobre todo en las sociedades occidentales. Una primera barrera se deriva de que el fenómeno del cambio climático es contraintuitivo, es decir, la inmensa mayoría de la población cree que hay cambio climático por la información que recibe, pero no de una manera directa, y esto conduce a errores muy extendidos como por ejemplo la mezcla entre tiempo y clima lo que genera confusión. Una segunda problemática que se detecta tiene que ver con la escala espacial y temporal de la amenaza. La mayor parte de la población piensa que el cambio climático es un problema para el futuro con lo cual amortíguase la urgencia de la toma de medidas. Además la población ha asumido el carácter global, pero es incapaz de trasladarlo a su espacio más cercano. También hay problema para percibir espacial y temporalmente las causas. Hay muy poco conocimiento entre el estilo de vida y las emisiones de gases de efecto invernadero. Una cuarta barrera es la creencia de que hay una relación causa-efecto entre el agujero de la capa de ozono y el cambio climático. No sabemos el efecto que tiene esta creencia errónea pero lo que sí es que nos indica hasta que punto es complejo la relación entre la ciencia y la sociedad. Estamos a volcar información pensando que la sociedad conozca y comprenda y lo que estamos generando es un gran malentendido.
El movimiento negacionista parecía que estaba casi extinguido antes de la cumbre de Copenhague y no obstante esto no es así. El movimiento negacionista ataca principalmente a la percepción social del cambio climático. Estos grupos tratan de desacreditar la ciencia del cambio climático con el cuestionamento de un solo estudio científico. Un ejemplo de esto último lo tenemos con el caso del robo de los correos electrónicos a los científicos de la Universidad de East Anglia en el Reino Unido y el posterior tratamiento de la información por parte de los medios interesados. El porcentaje de ciudadanos que dejaron de creer que el cambio climático existía descendió, en uno solo mes, un 10 %.
Pablo Meira finalizó su intervención abogando porque tendríamos que dedicar más tiempo a comunicar cómo se construye la información científica para que la sociedad entienda que tipo de información recibe y por que tenemos que valorar mejor una información que otra.