Observando las gráficas de la tendencia de la temperatura y precipitación de los últimos 40 años, vemos como muestran un aumento del primer parámetro climático y no obstante existe una disminución de las lluvias. Como consecuencia de lo anterior tenemos evidencias por ejemplo en la fenología de las plantas y los animales que constatan el cambio climático. En Galicia la temperatura ha sufrido un incremento de 1 ºC en este periodo. Respeto a la precipitación no se observa la tendencia a la merma tan claramente como en el resto del país. Tenemos que recurrir a las variaciones estacionales para determinar que en la primavera hay una merma de las lluvias, y por el contrario en otoño existe un aumento. Además otros datos que evidencian el calentamiento son los relativos a las heladas, que nos indican una ampliación del periodo vacío de heladas (en 52 días). Las condiciones térmicas favorables para la vid, por ejemplo en Ourense, también se ven favorecidas y por lo tanto la vendimia se adelantó 17 días en Guillarei y 15 en Salcedo. Las variedades de Drosophila adaptadas al calor aumentan respeto a las menos adaptadas. Con estos datos podemos constatar que los ecosistemas terrestres están respondiendo al cambio climático.
El profesor Díaz-Fierros, propone como ejemplo de la influencia del clima en los ecosistemas terrestres vegetales. La respuesta en la producción de un ecosistema terrestre vegetal es función de un factor térmico, de un radiativo y de un factor hídrico. Así podemos comprobar los efectos que tendría en la producción vegetal los cambios en alguno o en todos estos factores. En el primero de ellos según los modelos de predicción, alertan de cambios de hasta 5 ºC en el sur de Galicia hacia el final de siglo. El factor radiativo, por nuestra latitud y temperatura, no variaría con el cambio climático. Un dato relevante, respeto al factor térmico, es que los pisos de vegetación que desde 1975 hasta el 2005 han subido unos 100 metros, de seguir esta tendencia podrían llegar a los 250 a 300 metros a finales de siglo, y como consecuencia algún tipo de vegetación puede desaparecer de nuestro territorio. Galicia tendría pequeños enclaves templados y la mayoría tendrá un clima submediterráneo.
El factor hídrico en Galicia, dependerá de la evolución de la sequía (seca de primavera). El problema de la sequía sería más importante si esta se desplazara hacia el verano (meses de julio y agosto). De cara hacia el final de siglo, según los modelos europeos, parece que las sequías extremas incrementarían su frecuencia (1 cada 10 años).
En resumen, la cuestión es que en el futuro los ecosistemas terrestres se verán influidos mayormente por el factor térmico y en menor medida se notará los cambios en el factor hídrico, sobre todo porque la sequía se está produciendo en primavera, aunque los modelos preven que también Galicia puede verse afectada.